(Milán, 25 de febrero de 2025) – La Unión Europea, sus Estados miembros y la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex) deben priorizar el rescate de vidas en el mar, señaló Human Rights Watch en un ensayo multimedia publicado hoy.
Solo en los últimos tres meses, más de 400 personas han muerto o han sido reportadas como desaparecidas en el Mediterráneo. En el mismo periodo, más de 3.800 personas fueron devueltas a la fuerza a Libia por las autoridades libias con apoyo de la UE.
“La política de la UE de disuadir mediante el ahogamiento es atroz”, afirmó Judith Sunderland, directora asociada de la división de Europa y Asia Central de Human Rights Watch. “Ahora más que nunca, la UE debe volver a sus valores fundamentales y a nuestra humanidad compartida, garantizando operaciones de búsqueda y rescate en el mar y el desembarco en lugares seguros”.
El ensayo “El barco de la humanidad” es un testimonio en primera persona sobre una de las últimas misiones del Geo Barents, el barco de rescate operado por la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF), en septiembre de 2024. En dos operaciones, el equipo de MSF rescató a 206 personas, principalmente de Etiopía, Eritrea y Siria, a pesar de la interferencia de una patrullera libia que, en un momento, amenazó con abrir fuego. Las autoridades italianas ordenaron la detención del Geo Barents en el puerto durante 60 días, alegando, entre otras razones, que la tripulación no había acatado órdenes de las autoridades libias.
En diciembre, MSF anunció que dejaría de operar con el Geo Barents, citando las leyes y políticas italianas—incluidas las órdenes de desembarcar a las personas rescatadas en puertos lejanos—que hacen que sea “imposible continuar con el modelo operativo actual”. La organización afirmó que retomará las operaciones de búsqueda y rescate en el Mediterráneo lo antes posible.
Las entrevistas en profundidad a 11 personas sobrevivientes a bordo del Geo Barents confirmaron el trato brutal que reciben las personas migrantes y solicitantes de asilo en Libia, así como las devastadoras consecuencias del apoyo de Italia y la UE a las fuerzas de la Guardia Costera libia. Todas las personas entrevistadas relataron haber sufrido algún tipo de abuso en Libia, desde extorsión y trabajo forzado hasta tortura y violencia sexual, ya sea en los centros de detención oficiales—supuestamente bajo control del Estado—o en cautiverio a manos de traficantes. Muchas de las personas entrevistadas afirmaron que habían sido detenidas en más de una ocasión tras ser interceptadas en el mar por las fuerzas libias y tunecinas.
La Unión Europea ha renunciado en gran medida a su responsabilidad de garantizar operaciones de búsqueda y rescate en el Mediterráneo. A pesar de la abrumadora evidencia de las condiciones de detención y los abusos atroces contra personas migrantes en Libia, la UE sigue apoyando los esfuerzos de las fuerzas libias para detectar embarcaciones y devolver a las personas, en particular a través de la vigilancia aérea de Frontex sobre el Mediterráneo central. Ahora, la UE está replicando este modelo abusivo de cooperación con otros países como Túnez y Líbano, donde las personas migrantes enfrentan abusos, incluido el riesgo de ser expulsadas a pesar de la amenaza de sufrir más violencia.
En la última década, más de 31.300 personas han muerto o han sido reportadas como desaparecidas en el Mediterráneo, según la Organización Internacional para las Migraciones. Solo en 2024, al menos 2.300 personas murieron o desaparecieron en el mar. Diciembre fue el mes más mortífero del año pasado, con al menos 309 personas registradas como fallecidas o desaparecidas. Desde el inicio de 2025, casi 100 personas, incluidas 8 niñas y niños, han desaparecido en el mar.
En octubre de 2024, Human Rights Watch lanzó la campaña #ConHumanidad, instando a Frontex a tomar medidas concretas para utilizar su tecnología y experiencia en la protección de vidas humanas. La agencia debería garantizar que la ubicación de embarcaciones en peligro detectadas por sus aeronaves se transmita de manera sistemática a los barcos de rescate operados por organizaciones no gubernamentales en la zona y emitir alertas de emergencia con mayor frecuencia, basándose en una definición amplia de “situación de peligro”, señaló Human Rights Watch. Además, las aeronaves de Frontex deberían monitorear los casos de emergencia y brindar asistencia cuando sea necesario.
“Las personas que emprenden estos peligrosos viajes huyen del sufrimiento y los abusos, pero también avanzan hacia un futuro que desean construir”, afirmó Sunderland. “Si se les da una oportunidad justa, la mayoría de quienes llegan y se quedan lograrán salir adelante, ayudando a sus familias y a sus nuevas comunidades”.