¿Cómo se mide el progreso? Concretamente, ¿qué estadísticas, qué números se consideran para ver si un país está mejorando o retrocediendo?
El indicador económico más conocido en todo el mundo es sin duda el producto interior bruto, o PIB. Esta cifra se obtiene calculando el valor total de mercado de todos los bienes y servicios producidos en un país a lo largo del tiempo.
Muchos políticos y responsables políticos hablan en términos de PIB, casi hasta la obsesión. No es difícil entender por qué. Un país y su economía son un sistema increíblemente complejo, y la gente quiere simplificar las cosas con una sola cifra. Las cosas van bien si la cifra sube. Las cosas van mal si la cifra baja.
Sin embargo, todo eso es demasiado simple.
Obsérvese que la definición del PIB no dice nada sobre cómo se producen los bienes y servicios de un país. Tampoco tiene en cuenta cómo se reparte y disfruta el "valor total de mercado" entre la población.
Cosas como el bienestar humano y la sostenibilidad medioambiental no se tienen en cuenta en la cifra del PIB. Podría haber un país en el que sólo unas pocas personas poseyeran toda la riqueza y todos los demás estuvieran prácticamente esclavizados, rodeados de colapso ecológico, pero la cifra del PIB podría seguir siendo buena y grande. Incluso podría estar creciendo.
Eso no es progreso.
La necesidad de contar con mejores indicadores de progreso está clara desde hace tiempo, y muchas personas de la ONU y otros organismos han estado trabajando en ello.
Ayer mismo, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas debatió en Ginebra cómo ir más allá del PIB y desarrollar indicadores para medir el progreso teniendo en cuenta los derechos humanos. Human Rights Watch hizo una declaración ante el panel.
Hicimos hincapié en aspectos cruciales del bienestar humano, basados en los derechos humanos fundamentales, que el PIB ignora. Entre ellos se incluyen la educación, la atención sanitaria y un medio ambiente limpio y sostenible. Todos ellos deben medirse a la hora de examinar el progreso o la falta de progreso de un país.
Además, cuando se miden estos aspectos basados en los derechos, no se debe hacer simplemente una media entre toda la población de un país. Eso podría ocultar desequilibrios críticos entre ricos y pobres.
Las mejoras en la educación o la atención sanitaria de una pequeña minoría, por ejemplo, pueden elevar la cifra de un indicador a nivel nacional. Sin embargo, si la mayoría de la población no ha visto ninguna mejora, no tiene sentido hablar de que el país ha progresado en general.
Cuando se oye que los expertos discuten sobre indicadores económicos, puede parecer un debate técnico, incluso académico. Pero las cifras que nuestros gobiernos utilizan para describir el progreso tienen un gran impacto en nuestros derechos y en nuestras vidas.
Todos merecemos indicadores que vayan más allá del PIB.