Los dirigentes de las Naciones Unidas deberían apoyar la petición, formulada hace tiempo por las autoridades haitianas, de transformar la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MMAS, por sus siglas en inglés) en Haití, dirigida por Kenia, en una operación de la ONU. Este sería un paso en la dirección correcta para ayudar a restaurar la estabilidad, poner fin al empeoramiento de la crisis humanitaria y proteger los derechos humanos.
La crisis en Haití ha alcanzado niveles catastróficos debido a que los grupos criminales han intensificado sus ataques a gran escala y de manera coordinada contra la población y las infraestructuras clave, lo que ha desbordado a la policía haitiana y al MMAS, actualmente escasa de personal y de recursos.
En noviembre, el Consejo de Seguridad de la ONU pidió al Secretario General, António Guterres, que le presentara "una amplia gama de opciones" para ayudar a estabilizar Haití. Su respuesta se espera para esta semana.
Sin embargo, Guterres sugirió durante una cumbre de la Comunidad del Caribe celebrada la semana pasada que sólo podría ofrecer una única opción: mantener el MMAS pero proporcionando recursos adicionales.
Dijo que su propuesta sería similar a la Misión de Apoyo y Estabilización de la Unión Africana en Somalia, en la que la misión militar de la UA puede acceder a las cuotas de la ONU. En teoría, este modelo podría ayudar a paliar la escasez crónica de fondos del MMAS.
Pero el problema de seguir con el MMAS es que, incluso si alcanza su despliegue completo de 2.500 efectivos -actualmente está en torno a los 1.000-, la cantidad es insuficiente. El 6 de febrero, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, dijo que el MMAS "tal y como está constituido actualmente no será suficiente". Tras haber congelado inicialmente la mayor parte de la ayuda exterior estadounidense, la administración Trump habría aprobado una exención para desbloquear algunos fondos adicionales para la misión. Estados Unidos ha sido el principal apoyo financiero del SMS.
Es crucial que el secretario general incluya la opción de transformar el MMAS en una operación de la ONU, como han solicitado las autoridades haitianas. Restaurar la estabilidad en Haití es algo que las anteriores misiones de la ONU lograron conseguir, aunque ni los sucesivos gobiernos haitianos ni la ONU fueron capaces de mantener esa estabilidad. La ONU tiene las capacidades y los conocimientos para hacerlo de nuevo, evitando los errores de las operaciones anteriores de la ONU en Haití, siempre que disponga de los recursos necesarios.
Transformar el MMAS en una misión de la ONU con plenos poderes y con los recursos adecuados, guiada por los derechos humanos, sería un paso constructivo. Aunque Rusia y China han indicado que se oponen a la propuesta, las conversaciones de Human Rights Watch con diplomáticos indican que cuenta con el apoyo de la mayoría de los miembros del Consejo de Seguridad.
Guterres debería demostrar su liderazgo animando al Consejo de Seguridad a transformar el MMAS en una misión de la ONU. El Consejo debería autorizarla con urgencia.